Los cantos en la liturgia de la Santa Misa son muy importantes. Estos cantos son oraciones que dirigimos a Dios y que hemos musicalizado. Por tanto, no podemos decir que cantamos “en” la Misa, sino que cantamos “la” Misa. No son canciones que añadimos a la Misa, sino que rezamos a Dios por medio de su propia Palabra con música, por lo que su finalidad no es otra cosa que dar gloria a Dios y santificar a los fieles.
Los cantos de la Santa Misa se dividen en tres grupos…
a) Oraciones, aclamaciones y diálogos entre el sacerdote y los fieles.
b) Cantos del Ordinario (Kyrie, Gloria, Credo, Santus y Agnus Dei).
c) Cantos del Propio (Canto de entrada, Salmo Responsorial, Aleluya, Canto para la presentación de dones y Canto de comunión).
Sobre la musicalidad de las oraciones y aclamaciones, estas están incluidas en el Misal Romano.
Los cantos del Ordinario son los que se cantan (o rezan) todos los días y son siempre los mismos textos, sea el día que sea. Y como ya están escritos en el Misal y que, a su vez, no se pueden modificar, ha sido fácil ponerles música. Hay muchos sitios donde se pueden encontrar.
Los cantos del Propio son distintos cada día, pues, como su propio nombre indica, son “propios” según el día (valga la redundancia).
Sobre estos cantos hay mucho que hablar. En un principio hay que decir que están musicalizadas en dos libros: el Graduale Romanum y el Graduale Simplex. Pero hay un pequeño problema. Y es que están escritos en un “perfecto” latín.
Pero vamos a ver canto por canto…
Los textos musicalizados del Salmo Responsorial y del Aleluya se pueden encontrar en el Libro del Salmista, que está publicado en español.
Sobre el Canto de entrada, la Instrucción General del Misal Romano (IGMR) dice:
“Se puede emplear, o bien la antífona con su salmo como se encuentra en el Graduale Romanum o en el Graduale Simplex, o bien otro canto que convenga con la índole de la acción sagrada, del día o del tiempo litúrgico”. (IGMR, 48)
Como el Graduale Romanum y el Graduale Simplex están en latín, lo más práctico es escoger la tercera opción, que es emplear un canto en español “que convenga con la índole de la acción sagrada, del día o del tiempo litúrgico”. El problema es que muchos de estos cantos son tipo “comodín”, es decir, que valen tanto para una Misa de Adviento como de Pascua o del Tiempo Ordinario, pues suelen hablar del encuentro que vamos a tener con el Señor, sobre ir hacia Dios, sobre caminar contentos hacia el Padre,… sin especificar nada más, por tanto, sin especificar ni el día o ni el tiempo litúrgico.
Sobre el Canto de comunión, la Instrucción General del Misal Romano dice:
“Para canto de Comunión puede emplearse la antífona del Gradual Romano, con su salmo o sin él, o la antífona con el salmo del Graduale Simplex, o algún otro canto adecuado aprobado por la Conferencia de los Obispos”. (IGMR, 87)
Como pasa con el Canto de entrada, se escoge la tercera opción, que es un “canto adecuado”. Suele ser un canto eucarístico en general o, por suerte, alguno que verse sobre el Evangelio del día.
Y he dejado el Canto de la presentación de los dones para el final, pues tiene su historia…
Después del Concilio Vaticano II se hicieron dos comisiones, una de liturgia, para escribir el Misal, y otra de música litúrgica, para crear los cantos de la Santa Misa. No sé si no se entendieron entre ellos o no se pusieron de acuerdo. Lo que sí se sabe es que los de liturgia decidieron que no hacía falta un canto específico para la presentación de dones y los de música litúrgica decidieron poner el canto que ya existía en los libros antiguos. Por eso, tanto en el Graduale Romanun como en el Graduale Simplex hay canto de presentación de dones, mientras que en la Instrucción General del Misal Romano dice:
“Acompaña a esta procesión en la que se llevan los dones, el canto del ofertorio, que se prolonga por lo menos hasta cuando los dones hayan sido depositados sobre el altar. Las normas sobre el modo de cantarlo son las mismas que para canto de entrada (cfr. n. 48). El canto se puede asociar siempre al rito para el ofertorio, aún sin la procesión con los dones”. (IGMR 74)
“Se canta, o alternándolo entre los cantores y el pueblo o, de igual manera, entre un cantor y el pueblo, o todo por el pueblo, o todo por los cantores”. (IGMR 48)
Por tanto, como podemos comprobar, la Instrucción General del Misal Romano no dice nada, como sí lo dice del canto de entrada, de dónde sacar los cantos de la presentación de dones.
Resumiendo, como ya he comentado, los cantos de entrada, presentación de dones y comunión están publicados en los dos libros que ya hemos citado, el Graduale Romanun y el Graduale Simplex, en latín. Pero hay un matiz, el Concilio Vaticano II pidió que se tradujeran todos los textos, y también cantos, del latín a las lenguas vernáculas, en nuestro caso, al español. No se sabe bien los motivos, pero de una forma oficial no se han traducido estos dos libros de cantos litúrgicos. ¿Por qué? No lo sé.
Por tanto, en este blog presento mi humilde trabajo de traducir y musicalizar las Misas del Gradual Simplex. Para la musicalización he intentando adaptar el texto en español a la misma melodía del Gradual, lógicamente con algunas variaciones, ya que es muy difícil, por no decir casi imposible, traducir los textos latinos al español con la misma métrica. Pero he intentado que la música tenga las mínimas variaciones del original en latín para no perder el sentido gregoriano del canto.
Para terminar, quiero decir que, si hay personas que quieren coger el texto de los cantos en español y ponerles otra melodía, si me mandan las partituras, las incluiré con mucho gusto en este blog. Quiero que este “trabajo” no sea solo mío, sino de todos y para todos. Por tanto, os doy las gracias por anticipado.
Sin más, os dejo disfrutando del texto en español y la música del Graduale Simplex que iré añadiendo semana a semana.
Que Dios os bendiga.
(Fotografía del Graduale Simplex, de Marc Baronnet... mil gracias).